Espero los vuestros.
Aparecí en un mundo lleno de pequeños dinosaurios naranjas y enormes plantas colgantes. Me di cuenta de que todavía tenía ese artilugio entre las manos. Lo puse del revés y descubrí siete ejercicios que tenía que resolver si quería volver de nuevo a casa.
- ¡Menos mal! Son fracciones - grité aliviado.
Era lo que estábamos haciendo en Matemáticas y lo entendía perfectamente. En ese momento me dije:
-¡Vamos, Jesús, no hay tiempo que perder!
Iba haciéndolos rápidamente.
Uno, dos, tres, cuatro...
Repasaba todo con cuidado para no cometer ningún error.
Cinco, seis...
Y entonces me di cuenta. ¡El ejercicio siete no me lo sabía! Tenía unas figuras extrañas que no estaban divididas en partes iguales. Era imposible. Me iba a quedar atrapado allí para siempre y todo por culpa del número siete.
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